Los bosques frente al cambio climático

La mayor parte de los bosques europeos, y muy en especial los mediterráneos, son el resultado del uso humano. Durante siglos se ha extraído leña, madera y han sido fuente de alimento y refugio del ganado. En las últimas décadas la mayor parte de estos aprovechamientos se han abandonado de forma brusca, y gran parte de la nueva superficie de bosque crece sobre antiguos campos de labor. A esto hay que sumar las más de cinco millones de hectáreas repobladas desde principios del sXX.

La mayoría de estos nuevos bosques se caracteriza por ser jóvenes, muy homogéneos en cuanto a estructura, con poca diversidad de edades, portes pequeños o medianos y pobres en especies, ocupando, a menudo grandes extensiones continuas sin apenas claros o discontinuidades. Esta estructura les hace muy vulnerables al cambio climático, así como a las perturbaciones como incendios, sequías o plagas, que pueden volverse más frecuentes e intensas.

En este documento se revisa la evidencia científica disponible respecto a los atributos de la madurez forestal que más se relacionan con la respuesta al cambio climático.